El pasado viernes 9 de febrero se celebró en Colombia el Día del Periodista y mañana martes se conmemora el Día Mundial de la Radio.
Por Javier Correa Correa
El viernes 9 de febrero de 1791, un súbdito de la corona española llamado Manuel del Socorro Rodríguez publicó la primera edición del Papel periódico de Santa Fe de Bogotá, que dio origen a la historia del periodismo en Colombia.
Nacido en Cuba, nuestro país le debe también la fundación de la Biblioteca Nacional, que reunía el fondo de 4.782 volúmenes que el virreinato les había confiscado a los jesuitas. Eso fue el 9 de enero de 1777, podría uno pensar que para Manuel del Socorro el número 9 era cabalístico.
El caso es que el tipo contaba con el respaldo del virrey Manuel Antonio Flores, bajo cuyo mandato se produjo la rebelión de los Comuneros, traicionados y masacrados después de firmar unas capitulaciones. Siguió contando con los favores de los empleados de Carlos III, quienes en demostración de sacrificio abandonaban su natal España para viajar a estas tierras llenas de mestizos, de indios y de negros. Guácala, habrían dicho si hubieran aceptado el término derivado del náhuatl, pero preferían la Real Academia de la Lengua. Incordia era más apropiado a su casta. Que no es la misma casta de los toros de lidia, disculpen la digresión.
Manuel del Socorro contó también con la protección del virrey José Manuel de Espeleta. No se sabe si el respaldo fue por ser medio tocayo o porque se temían pasos de animal grande con eso la independencia de Estados Unidos con respecto a Inglaterra (1783) y de la Revolución Francesa (1789), que con sus postulados de igualdad, legalidad y fraternidad podían resquebrajar el poder del que disfrutaban las monarquías europeas en sus colonias, una de ellas la de la Nueva Granada, que se convirtió en Colombia después de 1819, cuando un americano dirigió la lucha y se convirtió en Libertador.
Retomemos: Manuel del Socorro Rodríguez fue contratado por el virrey para publicar un periódico que defendiera al virreinato y ese es el antecedente político del periodismo en nuestro país.
Algunos quisieron dignificar el oficio, como Antonio Nariño, traductor de los Derechos del hombre y del ciudadano, por lo cual fue apresado, pese a lo cual fundó después el periódico La Bagatela, uno de los tantos que vieron la luz pública tras la Independencia y en la época republicana.
Ejemplo de dignidad también dio a partir del 22 de marzo de 1887 un periódico que desde el principio se definió como liberal, al punto que en la primera página de la primera edición había dos anuncios de Rafael Uribe Uribe, abogado que después fue definido como adalid de la democracia.
Es el primer periódico colombiano de los que hoy subsisten, por fortuna, pues su independencia sigue siendo contra viento y marea, incluso después de que un grupo económico lo comprara para que pudiera subsistir. El director es don Fidel Cano Correa, nieto del fundador e hijo de don Guillermo Cano Isaza, asesinado por el narcotráfico el 17 de diciembre de 1986, y a quien el viernes 9 el gobierno le rindió tributo e hizo un reconocimiento de la responsabilidad del Estado en el magnicidio, por omisión.
El caso es que el periodismo moderno tuvo una motivación política, y era fácil saber si se trataba de liberal o conservador. Los periódicos –y después las emisoras y los noticieros de televisión– eran también con ánimo de lucro, pero pretendían difundir sus postulados políticos. Hasta Jorge Eliécer Gaitán tuvo periódico, Jornada, que utilizó tanto para informar como para divulgar propagandísticamente sus postulados.
Medios y pulpos
En los últimos años, los pulpos económicos se han ido apropiando de los medios de comunicación, aunque no hayan tenido antecedentes periodísticos. Sus intereses son económicos y políticos, en lo que se conoce como plutocracia, esto es, el gobierno de los más ricos que dan prioridad a su economía sobre los demás componentes sociales.
Entidades del sector financiero, fabricantes de gaseosas y hasta de cervezas compraron periódicos, revistas, emisoras, canales de televisión y con ello no solo incrementaron sus ganancias económicas sino la posibilidad de controlar de manera más directa los medios masivos de comunicación. Por ejemplo, no es difícil imaginar el papel de un noticiero de televisión durante la discusión en el Congreso de la República del establecimiento de impuestos a las gaseosas. O el de otro noticiero de televisión durante la discusión en el Congreso de la República del establecimiento de impuestos a las cervezas.
Y en defensa de sus intereses, han puesto a sus empleados y empleadas a atacar todo lo que propone y hace el Gobierno actual, y a manipular lo que se publica sobre las patrañas orquestadas contra la democracia.
Premios selfie
Y así estamos. La más evidente muestra fue la “premiación” de trabajos periodísticos en el Día del Periodista por parte del Círculo de Periodistas de Bogotá, bajo el eslogan “de periodistas para periodistas”. Aclaro que tanta repetidera no es redundancia sino reiteración.
Salvo dos o tres excepciones dignas, como el premio otorgado a una vida periodística a Óscar Domínguez Giraldo, quien, en la ceremonia, con dignidad y hasta con humor recordó su tránsito de patinador –mensajero en la sala de redacción– hasta director de una importante agencia de noticias en Colombia.
El resto, los “ganadores” fueron Jaime Gilinski, Luis Carlos Sarmiento y el Grupo Santodomingo, por interpuestas personas que hasta llevaron barras de áulicos y hablaron de ética y democracia. Cuando la que ha perdido es, precisamente, la democracia.
¡Ah lánguida celebración!
Colofón
Hasta el 8 de febrero, con la muerte de Nafez Abdel Jawad y su hijo tras un ataque a su casa en el centro de Gaza, son ya 124 los periodistas asesinados por Israel en el genocidio que se prolonga desde el 7 de octubre del año pasado.
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