Por Zoe Puentes
La menstruación es un proceso biológico natural que experimentan las mujeres, pero en nuestra sociedad, todavía carga con una connotación negativa. Parte de esta percepción proviene de la manera en que la publicidad aborda los productos de higiene femenina, ayudando a perpetuar tabúes e ideales estereotipados.
La Connotación Negativa de la Menstruación
Desde tiempos antiguos, la menstruación ha sido vista con misterio. Esta percepción negativa no ha desaparecido; al contrario, se ve reforzada en la cultura contemporánea. La publicidad juega un papel crucial en esta construcción social, alimentando estos ideales a través de sus representaciones y mensajes. Uno de los aspectos más llamativos de la publicidad de productos de higiene femenina es el uso de un líquido azul en lugar del color real de la sangre.
Este cambio visual no es insignificante; transmite la idea de que la sangre menstrual es algo que debe ocultarse o que es desagradable. La realidad biológica se esconde detrás de una imagen aséptica y neutra. Además, la menstruación en la publicidad está frecuentemente asociada con mujeres irritadas o hipersensibles. Esta imagen no sólo perpetúa estereotipos negativos, sino que también condiciona a las mujeres a aceptar estos estados emocionales como inevitables durante su ciclo menstrual.
El síndrome premenstrual se presenta como una etapa de inestabilidad emocional, exacerbando estos estigmas. Es notable cómo la publicidad de productos de higiene femenina a menudo habla de la menstruación sin nombrarla directamente. El tema se trata con eufemismos y un tono de incomodidad, reforzando el tabú que rodea la menstruación. Este silencio tácito sugiere que es un asunto vergonzoso que no debe discutirse abiertamente.
Uso de Estereotipos y Necesidad de Naturalización
La publicidad también recurre a estereotipos hegemónicos de belleza femenina, presentando mujeres que encarnan ideales poco realistas. Estas representaciones no solo alimentan expectativas imposibles sobre el aspecto físico, sino que también asocian la menstruación con conceptos de impureza y suciedad. Muchas mujeres se sienten presionadas a esconder su menstruación y los productos que utilizan, temiendo ser vistas como “sucias” o “impuras”.
Es fundamental que empecemos a naturalizar la menstruación y cambiar la narrativa en torno a ella. La publicidad puede desempeñar un papel vital en este cambio, promoviendo una visión positiva y realista del ciclo menstrual. Mostrar la sangre menstrual como es, hablar abiertamente sobre la menstruación sin eufemismos, y representar a las mujeres de manera auténtica y diversa son pasos cruciales hacia la desestigmatización. Además, es vital desafiar los estereotipos emocionales asociados con el síndrome premenstrual y empoderar a las mujeres para que hablen abiertamente sobre sus experiencias sin miedo a ser juzgadas.
¿Qué han logrado estas campañas?
Las publicistas de AGO, Maria José Martínez y Juliana Parra, de la Escuela de Comunicación Estratégica y Publicidad (ECEP), nos cuentan sobre qué ha logrado la publicidad, a raíz de crear contenido educativo, informativo de entretenimiento, relacionado a la higiene menstrual.
Ellas nos comentaron, que gracias a estas campañas, hoy en día las mujeres se sienten más cómodas hablando sobre estas situaciones, y que las mismas industria ya lo toman como un tema principal; adicionalmente la sociedad en general, más específicamente los hombres han logrado ser más conscientes sobre la higiene menstrual de las mujeres.
Y en general, han culturizado a toda las personas, además, consideran que no habido desaciertos en estas campañas, pues el propósito de ellas es lograr hablar sin filtros, sin cortinas de humo; y consideran que las campañas lo han logrado de la mejor manera.
La publicidad tiene un poder inmenso en la construcción de percepciones sociales. Al abordar la menstruación de manera más honesta y positiva, podemos comenzar a desmantelar los tabúes y las connotaciones negativas que la rodean. Es hora de que la menstruación se vea como lo que es: un proceso natural y normal, digno de ser tratado con respeto y aceptación.
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